jueves, 17 de octubre de 2013

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Me siento nómada en las estaciones donde tu recuerdo y el mio viven.
Me saluda desafiante, burlándose del puto tiempo que ya no es.
Dolor que consume.
No me siento yo.
Sangro.
No podrías salvarme.
Ni quisieras.

216


Cambiaron mi vida de sentido, las calles, mi brillo, mi cuerpo, dejó de ser sensible y fascinante. Tu tacto. Descubrí que no me equivocaba cuando mas lo necesitaba. Que si me rozan las caderas con un simple toque de dedos vuelvo a renacer de las cenizas.
Lloré igual que reí en plazas, cines, paseos, restaurantes y teatros. Dormí en camas que ya he olvidado, sábanas completamente en blanco donde podría haber escrito historias sin finales de ningún tipo. Pero. 
Me regalaron sonrisas de amor, miradas sucias, caricias llenas de suspiros, mañanas bañadas de sol. Por fin alguien llego a terminar de contarme los lunares. 216.
Pasaron inviernos, primaveras y veranos y tantos sueños olvidados. Tantos planes guardados. Conservados en el pasado.
Aceleré el pulso. Corrí muy deprisa y, me dejé llevar.
Me dejé guiar.
Me convertí en la chica sucia del barrio.
Pero algo debí de hacer mal porque al final te seguí queriendo a ti, te seguí sintiendo a ti.
Porque esto es una mierda.
Se me rompe la herida, no logro respirar.
Llegue a tenernos envidia, de lo que vivimos y ya no.
Ten la valentía de verte cobarde.
Puede que no lograses respirar.
Y a mi me dio por cortarme el pelo.